sábado, 27 de octubre de 2007

¿Adiós al papel?: los diarios ante el desafío digital

¿Adiós al papel?: los diarios ante el desafío digital

Mientras algunos imaginan un futuro puramente digital, los nombres principales de la industria periodística apuestan a un escenario complejo que logre sintetizar las riquezas de los distintos formatos Por Juana Libedinsky

LONDRES.- La noticia de que en unos cinco años sería imposible comprar The New York Times y sentarse a leerlo con el típico café comprado en el carrito de la calle dio la vuelta al mundo en pocos minutos y reavivó el debate entre agoreros del fin del papel y la llegada triunfal de la pantalla. Arthur Sulzberger, propietario, presidente y editor del diario internacional más influyente del mundo -la catedral occidental del periodismo impreso- lo deslizó sin demasiado dramatismo al reflexionar sobre el avance de Internet: "El diario en papel podría simplemente no existir más", dijo. Más allá de que las palabras de Sulzberger no guardaban un anuncio real, la discusión sobre el modo en que el desarrollo de la comunicación on line está afectando al periodismo gráfico está lejos de enfriarse y, así como el director del New York Times pronosticó cinco años, otras voces arriesgan distintas predicciones. Pero lo cierto es que, entre los especialistas consultados por LA NACION, hay coincidencia en que, en una década, la versión en papel de los diarios jugará un rol menos importante en la estructura periodística de la prensa. "La naturaleza del desafío que entrañan los medios digitales -explica Bruno Patiño, director de Le Monde Interactif y autor del libro Un mundo sin Guttemberg - hoy es un círculo complicado en el cual se conjugan la fuga de publicidad, el costo del papel y, por supuesto, los hábitos de las nuevas generaciones, más cercanas a las pantallas. Esto último no es nuevo, ya se venía diciendo desde los años 50 con la televisión y la radio, pero con la diferencia de que Internet es activamente participativa y esto sí trajo un cambio revolucionario. Además la publicidad gráfica, ante un lectorado que envejece y se reduce en número, inexorablemente cae". Y, por supuesto, si se va la publicidad, el papel se vuelve más caro, y menos gente puede acceder a comprar el diario. Los números hasta ahora muestran un panorama complejo que a veces refleja una caída inexorable de los diarios impresos (tendencia global en la que la Argentina está incluida) y otras veces, como en el reciente informe de la WAN (Asociación Mundial de Diarios, según sus siglas en inglés) muestran cierto repunte: en el nivel mundial, la difusión creció un 9,95% entre los años 2000 y 2005, pero hay que tener en cuenta que, en ese período, la circulación de los diarios gratuitos se duplicó. Sólo en el último año el crecimiento de los periódicos fue del 2,36%. En la Argentina, en los últimos diez años -los que coinciden con el surgimiento de Internet-, la tendencia fue decreciente: según datos del IVC, la circulación de Clarín cayó cerca del 30 por ciento de lectores y la de LA NACION, 7 por ciento (claro que, en el caso específico de nuestro país, es difícil distinguir las causas dado el efecto desvastador de la crisis de 2001). "En los EE.UU. los diarios están tratando de ver desesperadamente cómo pueden hacer dinero on line (ahora que han perdido gran parte de sus avisos clasificados que se fueron a sitios web especializados), mientras que sus diarios pierden circulación cada tres meses", le dijo a LA NACION, Todd Gitlin, influyente intelectual norteamericano, profesor de periodismo y sociología de la universidad de Columbia. Philip Meyer, maestro de periodistas y autor del libro The Vanishing Newspaper: Saving Journalism in the Information Age, insiste en que hay que ser cautelosos: "Las cifras de la WAN muestran que la circulación paga ha caído en todas partes salvo en el mundo en vías de desarrollo, o sea Asia, América del Sur y Africa. Los diarios son los productos resultantes naturales de la industrialización, porque hacen falta los medios masivos para vender la producción masiva. El desarrollo, sin embargo, eventualmente favorecerá a los medios electrónicos por sobre los impresos en todas partes, a no ser que los editores puedan encontrar un nuevo modelo de negocio". Meyer es de los que creen que los diarios tal como los conocemos hoy tienen los días contados: dice que si tomamos la tendencia actual de caída en lectores de diario, la ponemos en un gráfico y trazamos una línea recta, esta recta tocaría el cero (o sea, ningún lector) para 2043 y un diario deja de imprimirse mucho antes que eso.

Mientras algunos imaginan un futuro puramente digital, los nombres principales de la industria periodística apuestan a un escenario complejo que logre sintetizar las riquezas de los distintos formatos Por Juana Libedinsky

LONDRES.- La noticia de que en unos cinco años sería imposible comprar The New York Times y sentarse a leerlo con el típico café comprado en el carrito de la calle dio la vuelta al mundo en pocos minutos y reavivó el debate entre agoreros del fin del papel y la llegada triunfal de la pantalla. Arthur Sulzberger, propietario, presidente y editor del diario internacional más influyente del mundo -la catedral occidental del periodismo impreso- lo deslizó sin demasiado dramatismo al reflexionar sobre el avance de Internet: "El diario en papel podría simplemente no existir más", dijo. Más allá de que las palabras de Sulzberger no guardaban un anuncio real, la discusión sobre el modo en que el desarrollo de la comunicación on line está afectando al periodismo gráfico está lejos de enfriarse y, así como el director del New York Times pronosticó cinco años, otras voces arriesgan distintas predicciones. Pero lo cierto es que, entre los especialistas consultados por LA NACION, hay coincidencia en que, en una década, la versión en papel de los diarios jugará un rol menos importante en la estructura periodística de la prensa. "La naturaleza del desafío que entrañan los medios digitales -explica Bruno Patiño, director de Le Monde Interactif y autor del libro Un mundo sin Guttemberg - hoy es un círculo complicado en el cual se conjugan la fuga de publicidad, el costo del papel y, por supuesto, los hábitos de las nuevas generaciones, más cercanas a las pantallas. Esto último no es nuevo, ya se venía diciendo desde los años 50 con la televisión y la radio, pero con la diferencia de que Internet es activamente participativa y esto sí trajo un cambio revolucionario. Además la publicidad gráfica, ante un lectorado que envejece y se reduce en número, inexorablemente cae". Y, por supuesto, si se va la publicidad, el papel se vuelve más caro, y menos gente puede acceder a comprar el diario. Los números hasta ahora muestran un panorama complejo que a veces refleja una caída inexorable de los diarios impresos (tendencia global en la que la Argentina está incluida) y otras veces, como en el reciente informe de la WAN (Asociación Mundial de Diarios, según sus siglas en inglés) muestran cierto repunte: en el nivel mundial, la difusión creció un 9,95% entre los años 2000 y 2005, pero hay que tener en cuenta que, en ese período, la circulación de los diarios gratuitos se duplicó. Sólo en el último año el crecimiento de los periódicos fue del 2,36%. En la Argentina, en los últimos diez años -los que coinciden con el surgimiento de Internet-, la tendencia fue decreciente: según datos del IVC, la circulación de Clarín cayó cerca del 30 por ciento de lectores y la de LA NACION, 7 por ciento (claro que, en el caso específico de nuestro país, es difícil distinguir las causas dado el efecto desvastador de la crisis de 2001). "En los EE.UU. los diarios están tratando de ver desesperadamente cómo pueden hacer dinero on line (ahora que han perdido gran parte de sus avisos clasificados que se fueron a sitios web especializados), mientras que sus diarios pierden circulación cada tres meses", le dijo a LA NACION, Todd Gitlin, influyente intelectual norteamericano, profesor de periodismo y sociología de la universidad de Columbia. Philip Meyer, maestro de periodistas y autor del libro The Vanishing Newspaper: Saving Journalism in the Information Age, insiste en que hay que ser cautelosos: "Las cifras de la WAN muestran que la circulación paga ha caído en todas partes salvo en el mundo en vías de desarrollo, o sea Asia, América del Sur y Africa. Los diarios son los productos resultantes naturales de la industrialización, porque hacen falta los medios masivos para vender la producción masiva. El desarrollo, sin embargo, eventualmente favorecerá a los medios electrónicos por sobre los impresos en todas partes, a no ser que los editores puedan encontrar un nuevo modelo de negocio". Meyer es de los que creen que los diarios tal como los conocemos hoy tienen los días contados: dice que si tomamos la tendencia actual de caída en lectores de diario, la ponemos en un gráfico y trazamos una línea recta, esta recta tocaría el cero (o sea, ningún lector) para 2043 y un diario deja de imprimirse mucho antes que eso.


Cifras y tendecias
§ En todo el mundo se imprimen 8391 diarios, con una tirada global de algo más de mil millones de copias, o una cada seis habitantes del planeta, aunque la distribución real es muy despareja. En América latina circulan 1309 diarios, 1630 en América del Norte, 2115 en Europa, 224 en Africa, 140 en Medio Oriente, 2870 en Asia y 103 en el Pacífico Sur.
En los países más desarrollados, la circulación de diarios cayó en conjunto un 8 por ciento en la última década, mientras que en América latina y otros mercados en desarrollo y de expansión demográfica la tendencia ha sido en muchos casos la inversa. En términos globales, de hecho, la circulación de diarios pagos y gratuitos ha crecido en los últimos cinco años un 14 por ciento. Según la WAN, la Asociación Mundial de Diarios, este repunte fue del 9,95 por ciento entre 2000 y 2005.
Entre los principales diarios de Estados Unidos, la pérdida de lectores entre 2004 y 2005 repercutió de manera evidente en la evolución de las acciones de cada empresa. Las acciones de The New York Times , por ejemplo, retrocedieron un 3,5 por ciento, las del grupo Tribune perdieron un 3 por ciento y las del Washington Post , un 2,2 por ciento.


Una de las principales causas que se citan para explicar el retroceso de los diarios en los países más desarrollados es la migración de lectores jóvenes hacia los sitios informativos on line. Una investigación de The Economist indicó que los británicos de entre 15 y 24 años pasan un 30% menos de tiempo leyendo diarios a partir del momento en que comienzan a utilizar Internet.
Pese al atractivo de la inmediatez que plantean los diarios digitales, sin embargo, son muy pocos los casos de periódicos que han abandonado el papel para concentrarse exclusivamente en su edición on line. En este sentido, los diarios impresos han demostrado en términos generales una buena capacidad de adaptación a las exigencias de los lectores y una atractiva complementación con su propia versión digital.

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